¿Influye el estado de ánimo en el desarrollo de enfermedades?
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- 27 Abril 2020
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¿Influye el estado de ánimo en el desarrollo de enfermedades?
Sí, el estado de ánimo influye en el desarrollo de patologías. Aunque los médicos no se atreven a asegurar que haya enfermedades provocadas exclusivamente por malestar psíquico, “sí es cierto”, según el psiquiatra Antonio Lobo, que hay algunas que aparecen por varias causas, entre ellas, la psicológica. El estrés puede ser un desencadenante, pero esto solo es teoría. En la práctica, “la influencia psíquica es real en todas las enfermedades”. Y en el 10% de los casos, el malestar es tan manifiesto que tiene que intervenir un especialista en salud mental.
Del axioma “yo soy yo y mis circunstancias” ya hay evidencias médicas. “Todas las enfermedades tienen factores biopsicosociales que afectan a su desarrollo”, confirma Tirso Ventura, del Grupo de Psiquiatría Psicosomática y de Enlace que puso en marcha Lobo en la Sociedad Española de Psiquiatría. El estado de ánimo hace que una patología evolucione de una manera u otra. “Hasta una diabetes va a peor con una depresión”. Y a esta realidad se le llama dolencia psicosomática, un concepto que procede del verbo somatizar, que significa convertir los trastornos psíquicos, por ejemplo la ansiedad, en síntomas físicos de forma involuntaria.
Existir, existen. Aunque las grandes entidades de la salud, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se ponen de acuerdo en cómo definir las enfermedades psicosomáticas y, por ello, no las contemplan, “los médicos hablamos mucho de ellas”, cuenta Antonio Lobo, ex jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de Zaragoza. Y es que, en ese 10% de pacientes que, sea cual sea su patología, precisan atención de un especialista en salud mental, su deteriorado estado anímico “complica el curso de la enfermedad y su tratamiento y empeora el pronóstico”, asegura Lobo. Pasa con enfermos de cáncer, de coronavirus y de todas las enfermedades.
Dos tipos de trastornos psicosomáticos: con y sin lesión física
Aunque no aparece en la actual Clasificación Internacional de Enfermedades, los médicos, sobre todo de atención primaria, emplean el término de trastorno psicosomático con sus pacientes. Y contemplan estos dos tipos:
- No se halla lesión alguna en el organismo y el médico sospecha una causalidad psicológica. El paciente tiene dolores y experimenta un mal funcionamiento de su cuerpo, pero las pruebas médicas no revelan enfermedad física. “Aproximadamente el 9% de los pacientes de primaria presentan este trastorno al que a menudo se llama psicosomático”. El trastorno de angustia implica síntomas corporales a los que el individuo dirige una atención excesiva. A esta categoría pertenece la hipocondría, definida como “preocupación o temor persistente ante la posibilidad de tener una o varias enfermedades graves, progresivas o potencialmente mortales”. Y la preocupación va asociada a interpretaciones erróneas y catastróficas de los signos corporales.
Sí se constatan lesiones corporales, en cuyo origen se contemplan factores psicológicos. Pasa, por ejemplo, con la úlcera de duodeno, el asma o la artritis reumatoide. Estas son las enfermedades denominadas psicosomáticas en sentido estricto, aunque la creencia de que la causa es puramente psíquica está muy desprestigiada en el entorno médico. Se piensa que son muchos factores los que influyen en la aparición de cualquier patología.
Y los especialistas tienen constancia de que los factores psicológicos representan un riesgo adicional para la salud, ya que a menudo precipitan o exacerban los síntomas de la patología evidenciada. Pueden ocasionar hipertensión, arritmias, dolor de cabeza...
Su incidencia real no es bien conocida, precisamente por la diversidad de criterios, pero Antonio Lobo asegura que “en prácticamente todas las enfermedades, y no solo en las llamadas psicosomáticas, la influencia psíquica es frecuente. El 30% de los pacientes ingresados en los hospitales generales presenta malestar psíquico, como puede ser un bajo estado de ánimo; y en el 10% debería intervenir la Unidad de Psiquiatría Psicosomática y de Enlace. Esos datos son poco conocidos, incluso por los propios médicos”.
En centros de salud y hospitales
Son los mayores expertos en enfermedades psicosomáticas. Los médicos de familia están en la primera línea asistencial, muy involucrados, y a menudo sus pacientes no pasan de ahí. Gema Garisa es médica de familia en Alagón (Zaragoza) y asegura que la clave para detectar un trastorno psicosomático en un paciente es el estrecho contacto que mantienen con ellos. “Los conocemos muy bien, conocemos a sus familias, hemos estado en sus casas, sabemos si tienen problemas laborales; en ocasiones llevamos años viéndolos y conocemos su evolución”. Así que, cuando hay factores psicosomáticos de por medio, los médicos de primaria los detectan enseguida.
Si un paciente presenta dolores musculares, cervicales o lumbares, diarreas o insomnio, puede ser un reflejo de problemas en el trabajo, de una separación o la pérdida de un ser querido. “Lo primero que hacemos es descartar una patología orgánica”, dice Garisa. Y si se intuye que el trastorno es psicológico, “escuchamos y acompañamos sobre todo, además de intentar frenar los dolores. Desde luego -añade-, si hay mucho sufrimiento, intervienen los especialistas en salud mental, con los que mantenemos un contacto directo y permanente”.
Según el psiquiatra Antonio Lobo, los médicos de familia se enfrentan a la siguiente tesitura con respecto a los trastornos psicosomáticos: “Hay que apoyar al enfermo, porque efectivamente es así como se siente, enfermo, pero tienen que ganarse su confianza porque, si no se encuentra lesión física, el paciente a veces no quiere creer al médico y empieza a pasar de mano en mano”. De hecho, si el paciente no recibe tratamiento alguno, aunque carezca de lesiones físicas, su estado empeora.
En los centros de salud hay enlaces con unidades de salud mental de apoyo y en los hospitales, al menos en la mitad de los españoles, en los más grandes, hay unidades de Psiquiatría Psicosomática y de Enlace. Éstas últimas funcionan así: los psiquiatras se unen a otros especialistas para tratar a pacientes ingresados que están deprimidos o tienen ansiedad y, además, se incorporan a equipos médicos diversos para aprender a tratar a determinados enfermos, por ejemplo los oncológicos y los afectados por el nuevo coronavirus.
Muchos de los médicos a pie de calle investigan al mismo tiempo cómo mejorar el estado de los pacientes con trastorno psicosomático. Se han hecho muchos estudios, sobre todo en relación a las enfermedades crónicas. Y la Sociedad Española de Psiquiatría creó un grupo de trabajo específico para ello, actualmente liderado por Ignacio Gómez-Reino, cuyo objetivo inminente es generar consenso para poder elaborar protocolos de actuación, formas eficaces de tratar a estos enfermos todos a una.
En cualquier caso, médicos de familia y psiquiatras ya emplean medios estándar de diagnóstico y terapéutica. Según la intensidad, los pacientes son tratados con psicofármacos en combinación con psicoterapias específicas e intervenciones sociales.
Asistencia por coronavirus
La Covid-19 no afecta a todas las personas por igual, pero los médicos creen que, como pasa con el resto de enfermedades, el estado de ánimo influye en su contagio, en el tratamiento y en posteriores complicaciones. “Según los datos de otras enfermedades, incluidas las infecciosas, se considera que la infección por Covid-19 no es una excepción a la regla general”, sugieren los psiquiatras.
Junto a la labor de contención del coronavirus que están llevando a cabo los médicos de familia, Tirso Ventura, del Hospital Clínico de Zaragoza, explica que, en relación a los pacientes ingresados por Covid-19, “a las interconsultas se ha sumado un servicio más: psiquiatras y psicólogos voluntarios que están haciendo de enlace entre los enfermos y sus familiares”. El perfil de estos pacientes es, según los expertos, muy similar al de los oncológicos.
Incluso la Asociación Española contra el Cáncer ofrece, por su larga experiencia, apoyo en los casos de duelo. Según Ventura, éste es un momento para aprender más, atendiendo a los aspectos psicosociales de todos los pacientes.
Desde atención primaria, los médicos se ponen en contacto con los pacientes que consideran más vulnerables: personas mayores que desarrollan ansiedad como efecto de la soledad; jóvenes con dolencias psicosomáticas ante la incertidumbre de su futuro laboral; y pacientes en tratamiento psiquiátrico. Lo cuenta la médica de familia Gema Garisa. “Intentamos seguirlos de cerca pese al confinamiento”. Y contrarrestando el trastorno psicosomático, ella destaca la “solidaridad”, la cantidad de psicólogos, asistentes sociales y vecinos en general que ofrecen ayuda de forma altruista.
Gracia Lasheras, jefa del Servicio de Psiquiatría, Psicología y Medicina Psicosomática del Hospital Dexeus de Barcelona, detalla la actuación con los pacientes de coronavirus:
Por una parte, se da soporte al personal sanitario que afronta la primera línea de atención a los pacientes afectados, especialmente profesionales de urgencias y UCI. “Nuestros colegas se enfrentan a situaciones altamente estresantes y pueden desarrollar reacciones emocionales de ansiedad, irritabilidad, desánimo, insomnio y agotamiento”. Por eso, desde las unidades de Psicosomática y Enlace se ofrecen pautas de autocuidado para afrontar mejor el estrés y asistencia para evaluar y mejorar las reacciones al estrés agudo, vía telefónica o por telemedicina.
Y, por otro lado, se asiste en salud mental a los enfermos y familiares por: angustia emocional ante la gravedad; separación durante el ingreso; tener que afrontar la muerte con mínimo contacto de despedida; soporte a las madres afectadas de forma grave que vean limitado el contacto con su bebé recién nacido; y adecuación de los tratamientos psicofarmacológicos para evitar interacciones con los antivirales y otros medicamentos para tratar la enfermedad.
La actuación se resume con los tres principios médicos enunciados por el psiquiatra Tirso Ventura: “Lo primero es curar; si no se puede, aliviar; y, si tampoco, consolar”.
Información tomada de: cuidateplus.marca.com
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